Cuando tomamos la feliz decisión de elegir al Ajolote como símbolo de un nuevo certamen de creatividad en publicidad farmacéutica, lo hicimos conscientes de que tan peculiar animalito no era precisamente bonito. Y que tampoco era muy conocido, su carácter humilde lo ha colocado en un rincón en donde la gente lo veía poco y mal: en los charcos de Xochimilco.
La ciencia, que todo lo ve y estudia, vino a darnos la razón al comprobar que el Ajolote es un animal único en el mundo. Porque solo él y nadie más vive en estado larvario toda su vida: sus branquias le dan mucha personalidad. Y vive en México y en ningún otro lugar.
Por eso los aztecas, aparte de referirse a él como el feo dentro de la mitología, lo distinguieron como el dios de la vida. Porque la vida es agua y en ella vive nuestro personaje.
Y bueno: el resto es historia.
La verdad es que, una vez que el gremio publicitario lo acepto, el Ajolote, como símbolo y como concurso se ha vuelto bastante peculiar. Tanto que ahora el Banco de México lo ha incorporado a los nuevos billetes de 50 pesos como alguien que debemos sentirnos orgullosos todos los mexicanos. Ojala que tanta publicidad sirva para promover el hábitat del ajolote, que tanto sufrió durante tanto tiempo ahora sí que por no tener en donde vivir, cuidarlo es nuestro deber y nosotros estamos dispuesto a ello.