Hace un año, buscando y rebuscando en las librerías de viejo de la Calle de Donceles del Centro Histórico.
Encontramos un libro en el que se haría una breve referencia a Francisco Hernández, el primer doctor en medicina de México y decidimos poner al primer premio de El Ajolote tan ilustre nombre… ¡en la que nos metimos! Francisco Hernández, (del que no se sabe u segundo apellido), fue un biólogo y naturista español, que nació en Toledo en 1517 (¿?) y murió en 1570 o hasta 1577 y realizo largos y penosos viajes para cumplir con su misión.
Como fruto de su trabajo, nuestro primer doctorcito, escribió una obra de 17 volúmenes, 10 de textos y 7 de ilustraciones (por cierto, magnifico), en donde se consignan 3,076 plantas. Obra que quedó inédita y que se conservó en El Escorial hasta que, en 1671, pereció en un incendio, salvándose solo una pequeña parte de ella. Por fortuna, el propio Felipe II había ordenado a otro de sus médicos, un italiano de nombre de Recchi Medicarum que fue publicado bajo el nombre de Rerum Medicarum Novae Hispannize Thesaurus, en Roma, Italia, en 1628. Pero antes ya se había publicado, aquí en México, otro extracto más extenso hecho por Francisco Jiménez y al que se le llamó “Quatro libras de la naturaleza y virtudes de los árboles, plantas y animales de la Nueva España”, en especial de la provincia de México, en la biblioteca del Instituto de San Isidro de Madrid, fueran descubiertas cinco manuscritos con trabajos de Hernández, parte de los cuales, los relativos a la botánica, los publico Gámez Ortega, en 1790, bajo el titulo Historia Plantarum Nova Hispaniae. Además Francisco Hernández tradujo y anoto la historia natural de Plinio, cuyo manuscrito, en sí, se encuentra en la Biblioteca Nacional de España. En su honor, existe una planta con el nombre de Hernández (¿?). El doctor Hernández fue víctima de las envidias a su regreso a España y si bien no le fue cancelada su pensión, esta no era muy grande por lo que sufrió de penurias hasta que murió, olvidado, en 1587 a la edad de 70 años.
Hacer un concurso serio sobre creatividad farmacéutica no es cosa de juego, ni mucho menos que pueda realizarse al aventón: de ahí que El Publicista le pongamos tantas ganas y estudio a El Ajolote. Pero no es fácil: por desgracia, del Dr. Francisco Hernández, a quien sin ningún género de dudas podemos calificar como al primer doctor de medicina de este país, hay muy poca información al respecto. Y, si la hay, las posibles fuentes sufren también del olvido. De ahí que recurramos a nuestros lectores y amigos a fin de que, siempre que se encuentren por ahí alguna pista o información, nos la hagan saber para nosotros abundar en cualquier investigación. Porque no es justo que alguien, que hizo tanto por la herbolaria y medicina en México, permanezca en el olvido.